
Me parece interesante que se ocupen espacios como el Taller Sol para estrenar películas. Creo en el cine de guerrilla, de bajo presupuesto y hecho por gente que no ha estudiado cine. Puedo soportar fallas técnicas. Pero también creo que debe existir una preocupación por lo que proyectamos y un mínimo respeto al público que paga su entrada para ver una apuesta nueva. Marinero en el tocador, un sueño estropeado por Morrissey de Amador Morales tienes intenciones documentales, pero sólo se queda en el mero registro de los fanáticos del artista. Hay material en los 15 primeros minutos: el tema del fanatismo que llega a la devoción es interesante, como también la desvariación de sus personajes que en momentos rayan en la locura y el patetismo. El problema es que esto no es conducido hacia ninguna parte y lo que parecería ser una documental de fans, se transforma en un registro de los amigos, aburrido y monótono. No existe una línea narrativa. Técnicamente es terrible: la cámara marea, sumándose a esto un audio casi inexistente, que lo tornan a ratos insoportable. Uno de los problemas serios es la falta de edición. Definitivamente la hora cuarenta y cinco minutos podría ser reducida a treinta y recién ahí sería soportable como un anecdotario. En el fondo, es una proyección para amigos, no el estreno de una pieza audiovisual.
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