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26 de junio de 2009

REVIEW: Damo Suzuki+Congelador+invitado


Por Susana Díaz y Paulina Heredia.

A eso de las nueve llegamos al Normandie. Afuera del cine podíamos ver que el público estaba compuesto por lo más under de la escena experimental de Santiago.
Suponemos que todos esperaban, igual que nosotras, escuchar al legendario Damo Suzuki, ex voz de Can, banda Alemana psicodélica y experimental que marcó un alto precedente en la música, justamente por los discos en que él cantaba: Tago Mago(1971), Ege Bamyasi(1972)(con temas como Vitamin C Y Spoom) y Future Days( 1973).
El japonés cantaría esta vez junto a Congelador, banda que integró en sus filas a Gepe, (como segundo baterista) invitando además a Carlos Reinoso (Mostro). Altas expectativas sonoras, prometían transformar en mito la jornada.
Se abrieron las puertas. El legendario vocalista estaba parado al lado de una mesa, vendiendo sus discos como cualquier músico independiente. Sencillo y amigable, se tomaba fotos con los asistentes y firmaba autógrafos. Un amigo nos cuenta que Suzuki después de abandonar Can, se hizo testigo de jehová y le gusta recorrer el mundo, en una gira eterna, cantando con músicos experimentales. Esta revelación fue una sorpresa que cambiaba la percepción del sonido de esa noche. En ese momento ya no sabíamos si escucharíamos a una leyenda en decadencia o a un hombre que instrumentaliza su voz al servicio de la experimentación.
Desde el palco las luces azules y el sonido estremecía, un bloque frío de ruido recorría el cuerpo. Un comienzo potente pero distante. La voz nunca se detuvo. Mientras que por otro lado los músicos locales, volcados en sus instrumentos, irrumpían demoledoramente creando un bloque de sonido disonante. Bloque que después de unos quince minutos fue tomando texturas, llegando a una armonía global.
Dentro de esta catarsis sonora se destacaba Gepe, que demuestra su calidad como baterista, con una ejecución simplemente devastadora. Por otro lado, Carlos Reinoso le daba un toque primitivista, golpeando el suelo y una lata de película que lograba envolvernos visual y sonoramente.
Al final de la segunda improvisación, Suzuki se baja del escenario y abraza a casi todo la primera fila. Su vibración inundó esféricamente el lugar. Cuando regresan a tocar, la energía y la música se unían místicamente en una fuerza kinéstesica. Sonidos que provocaban movimiento e invitaban a participar al publico, quienes espontáneamente aplaudían tratando de integrarse a la jam session. En esos momentos, las cuerdas toman más protagonismo.
Al final de la última improvisación, con los asistentes aplaudiendo ya de pie y muy cerca del escenario, Gepe se acerca al público y ofrece sus baquetas a unos espectadores, quienes tímidamente se suben al escenario y comienzan a tocar la batería. Gradualmente, todos comienzan a subir, rompiendo la barrera del escenario. Un verdadera Jam, donde el público también es protagonista, entre abrazos, encuentros y sonidos, se despide el cantante nómade. Era el término de una buena noche de música que sin lugar a dudas marcará un hito en la escena experimental local.

Marinero en el Tocador



Me parece interesante que se ocupen espacios como el Taller Sol para estrenar películas. Creo en el cine de guerrilla, de bajo presupuesto y hecho por gente que no ha estudiado cine. Puedo soportar fallas técnicas. Pero también creo que debe existir una preocupación por lo que proyectamos y un mínimo respeto al público que paga su entrada para ver una apuesta nueva. Marinero en el tocador, un sueño estropeado por Morrissey de Amador Morales tienes intenciones documentales, pero sólo se queda en el mero registro de los fanáticos del artista. Hay material en los 15 primeros minutos: el tema del fanatismo que llega a la devoción es interesante, como también la desvariación de sus personajes que en momentos rayan en la locura y el patetismo. El problema es que esto no es conducido hacia ninguna parte y lo que parecería ser una documental de fans, se transforma en un registro de los amigos, aburrido y monótono. No existe una línea narrativa. Técnicamente es terrible: la cámara marea, sumándose a esto un audio casi inexistente, que lo tornan a ratos insoportable. Uno de los problemas serios es la falta de edición. Definitivamente la hora cuarenta y cinco minutos podría ser reducida a treinta y recién ahí sería soportable como un anecdotario. En el fondo, es una proyección para amigos, no el estreno de una pieza audiovisual.

FOTOGRAFÍA: Karolina Guajardo. Nuevas superficies digitales capturan la imagen de sonidos locales



Abro este espacio con las imágenes de Karolina Guajardo, fotógrafa y productora gráfica digital. Miembro fundador del colectivo Macrodosis, Power Trío femenino que ha logrado ganarse su espacio en la fotografía nacional. Macrodosis se caracteriza por la apropiación de códigos del kitch y pop en la resignificación de un imaginario local de una pseudo farándula y los íconos religiosos, entre otras temáticas; intentando transgredir y porque no decirlo, provocar al espectador.

El trabajo individual de Karolina, dentro del colectivo sigue esta línea, pero con un sello personal, marcado por su profundo amor hacia la música punk y hip hop. Esto genera en su trabajo una constante por construir el imaginario de estos músicos locales desde su particular punto de vista.
Su fuerte no está en lo instantáneo de la fotografía; su trabajo se desarrolla en la post producción, desplegando su oficio de productora grafica digital, acercándose mucho a la fotografía publicitaria y la ilustración. Uno de sus referentes es Bill Simone, fotógrafo ilustrador que despliega un trabajo de la luz impresiónate. El otro es el fotógrafo español Ibai Acevedo, apodado miabuelonoloentiende, a quien se lo ha categorizado más de artista digital que de fotógrafo.
Karolina parte por el registro directo de la banda. En un estudio improvisado ya sea en la sala de ensayo o en la casa de los músicos. Ella financia su obra en la medida que ha podido comprar más equipos y va mejorando la condición de trabajo. Cuando comenzó, contaba: “muchas veces hay que partir sola con todos los focos a lugares bastante periféricos”. Destaco este punto, ya que me parece un trabajo muy autogestionado, al cual le imprime mucha energía y vitalidad a todo el proceso.
Después del registro, la producción gráfica es el contexto en que habita el imaginario de karolina. En su mundo, la superficie digital crea una realidad diferente a la que conocemos, resituando a los retratados. Creo que su imagen se debe leer desde estos dispositivos, como su inmersión personal desplegada por el collage y lo que ella ve en los sujetos retratados en donde intenta desdoblar dos superficies: la primera, la imagen que conocemos de los sujetos. La segunda, correspondiente a la capa digital, en la que aparece lo novedoso para el espectador y la manera en que se actualiza el presente de la imagen donde podemos ver desdoblada la esencia del retratado.
El trabajo de karolina es una obra en proceso. Tiene un alto nivel técnico y visual. Fotos muy logradas como la de Juan Sativo (Tiro de gracia) imagen perteneciente al exposición Por favor concedido, donde él se convierte en San Antonio de Padua, patrono de los pobres. Este trabajo recorrería el mundo en una comercial de Adidas para Alemania sin que ella nunca lo supiera.

Otra imagen muy lograda es el retrato de Katona (voz Voodoo Zombie) parte de la exposición “Arroz con leche me quiero cazar”. Karolina capta muy bien el personaje que construye katona. La diva de la escena rockabilly local, boxeadora y bibliotecaria además.
A mi parecer, otras imágenes quedan en camino como la de Lilits, también parte de la serie“Arroz con leche me quiero cazar “, en que no logra dar con la esencia de las chicas a pesar de su buen trabajo de color.
Sólo nos queda esperar sus nuevos trabajos y ver como nos sorprende con estas nuevas texturas digitales. Karolina próximamente prepara la presentación de su página Web.

ACÁ el link

http:/www.flickr.com/macrodosis/