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22 de enero de 2009

Pejesapo: Un híbrido entre la ficción y el documental que apuesta al bajo presupuesto como una nueva posición ética y estética.


En las siguiente líneas se analiza el filme “Pejesapo (2007). Se desarrollan dos ejes: 1) Nuevas superficies del realismo desdoblados en un híbrido constante “entre” la ficción y el documental.2) El bajo presupuesto, como una apuesta ética y estética. Este montaje nos propone enfrentarnos al filme desde las operaciones híbridas de su contenido y la crudeza ética y estética de su-superficie.
En una clase monográfica sobre Godard se empieza a discutir sobre los límites entre ficción y el documental un tema recurrente dentro de los asistentes más lúcidos de ese curso. Un alumno habla de un filme chileno desconocido para mí hasta ese momento, Pejesapo de Luis Sepúlveda. Nos cuenta que ha leído una reseña en la que él, como crítico, no puede comentar el filme porque no sabe si es ficción o documental. En el fondo, no podía definir los límites de esta operación fílmica.

Busco la crítica, no encuentro nada que se refiera a esta imposibilidad de análisis. Sólo localizo un par reseñas que hacen referencia a la mezcla entre ficción y documental, acercando el filme hacia las estéticas neorrealistas y al cine de protesta y denuncia de los años 60.

Pejesapo más que un nuevo neorrealismo geopolítico es una película que se sitúa “entre” la ficción y el documental por medio del hibridaje en una serie de operaciones propias del cine manierista (pos-moderno). Sobre todo por la extrañeza que provoca el absurdo distanciado de su puesta en escena, representación que nos introduce a diferentes universos atemporales dentro de nuestra localidad nacional. Ejercicio nuevo en el cine chileno que juega con este estar “entre” dos definiciones de la representación de la realidad. Pejesapo se acerca a lo inclasificable propio de este juego de realidad brutal y extrañamiento con una fuerte dosis de nihilismo proletario.

El filme se inicia presentándonos a su protagonista Daniel S. S., un hombre que ha regresado de la muerte expulsado del río en donde intento sumergirse en un corte de locura suicida. Al recuperar la conciencia no sabe donde está, cuantos años tiene y cuando llegó a este pueblo casi fantasma. Extrañamente quiere ser adoptado por una pareja de viejos proletarios casi seniles. En esta primera parte del filme, más cercano a la ficción, se nos introduce en una atmósfera que nos sitúa en una estética geopolítica latinoamericana de una tradición literaria Rulfiana. Y es, a su vez, el segmento más provocador de esta extrañeza propia de lo inclasificable que me recuerda lo que produce el cine de Raúl Ruiz. Operaciones narrativas que aluden a un imaginario de localidad rural, casi surrealista. Personajes abandonados en parajes fantasmagóricos dominados por una lógica del absurdo lleno de un perturbador magnetismo

Cuando Daniel S. S. deja atrás este pueblo y llega a la cuidad se pasea por las calles pidiendo trabajo. El filme da un salto de eje hacia el cine documental con un corte de denuncia social. La cámara es desafiante e irónica, es el juego que establece con sus interlocutores las personas a quienes Daniel S,S. les pide trabajo. Seguidilla de secuencias que ponen en la superficie la realidad de un hombre con problemas mentales y ex convicto, que por su aspecto y antecedentes no se logra insertar en la sociedad.

Y finalmente las texturas más crudas de la ficción y su puesta en escena más realista, hibridados constantemente bajo un sarcasmo cruel y un nihilismo total como rasgo de su protagonista. Las imágenes nos muestran la vida de Daniel S. S. fumando pasta, la convivencia con su esposa con retardo mental y la escena más realista de su affaire con el travesti Barbarela. Todas cargadas de ironía y una fuerza interpretativa pocas veces vista en el cine chileno.

Pejesapo es un filme de bajo presupuesto que propone una apuesta ética y estética en la forma de hacer cine. Su feísmo estético es coherente con su contenido. Por un lado, una apuesta con reminiscencias a las estructuras rupturistas del cine moderno que cree en el error como forma narrativa, y por otro lado la extrañeza y brutalidad que provocan las nuevas operaciones de un cine posmoderno descarnado en la crudeza de su realismo .
El no querer corregir sonido y subtitular; no preocuparse mayormente de la fotografía; ( en algunas tomas hasta se ve una mosca sobre el lente)y optar por una dirección de arte que mantenga los elementos reales de las locaciones de rodaje, van de la mano no sólo con esa opción estética del bajo presupuesto, sino también con una forma ética y política de mirar la realidad. Talvez este es el punto que da veracidad a la película, su fuerza y realismo.
Pejesapo es una película proletaria, es un cine independiente que habla de los que no tienen voz. No cae en la caricatura y el esteriotipo con el que se ha tratado a los marginales a lo largo de la historia del cine chileno. Es una película que hay que ver y que creo marcará precedentes en la forma de hacer cine. Y a la vez nos recuerda que sin dinero, pero con una buena idea y un buen equipo, se puede hacer un buen producto políticamente incorrecto. Con la persistencia de los que crean nuevos caminos, nuevas formas de representación.

4 comentarios:

Andreits Bravo dijo...

Quién puede cabrearse o quedarse confundido con que si es un documental o una ficción. Es mucho más interesante reflexionar sobre si la película está acabada en sí misma o si se quedo a medias, y no tiene que ver con que sea de bajo presupuesto. Qué pasa cuando una película aunque empiece y termine bien, tiene un montón de secuencias que estorban. Qué pasa cuando se notan las carencias o el estado de aprendizaje, que hasta el director de la película reconoce. Qué pasa cuando hay ciertos personajes que son demasiado caricatura como la esposa del protagonista, y hay que buscar referencias y justificaciones para darle sentido.

Está claro que las personas que trabajaron, en este rodaje, tienen que seguir haciendo más películas, pero se va a agradecer cuando se alejen de la estética de la televisión nacional, por sobre todo en la estructura de la película, y el tipo de acercamiento hacia el protagonista. Cuando se den menos vueltas para darnos los mensajes o nos hagan gatillar en el final la razón de todo lo que pasó antes, eso es hacer una película completa.
Y aunque sea muy de bajo presupuesto, que la cámara tenga el lente sucio no debería recordarnos que estamos viendo una película hecha por pobres, sino que tendría que ver con algo que nos están contando.

En fin, una maqueta de una película. Donde lo más rescatable es el protagonista a quien nadie le hace el peso, siendo los demás tan relevantes como el decorado -incluyendo al travesti, y al dueño de la tienda-.

CASM: El Rey de ésta Jungla dijo...

muy buen blog, espeor puedas pasar por el mio

felicitaciones

fernando

Susana Díaz Berrios dijo...

Ralpha:

No podría hacer una afirmación tan radical como la tuya, de qué es lo más interesante que se debe analizar en un filme. No me parece que tu mirada sea más lucida que otra. Sí es una propuesta de acercamiento válida y discutible.

Sobre tu punto de vista que hace referencia a la obra no acabada, a la maqueta llena de errores de principiante, con caricaturas y estética de televisión, me parece una postura muy retórica, que apela al canon de las estéticas más clásicas.

¿De verdad crees que una obra debe ser un proyecto acabado y perfecto estructuralmente? Porque si es así te estas saltando todo el giro que dio el cine moderno que a partir de una serie de rupturas en su lenguaje apelando al error y justamente al quiebre de las narrativas clásicas ( que apelan a la perfección estructural ) construyeron una nueva forma de ver la realidad .

Por ejemplo, el cine de Godard responsable de esta fractura no es una obra acabada, es un cine en constante desarrollo.

Pejesapo comparte la lógica de la posmodernidad de la fractura y el quiebre y en eso radica su valor estético.

Sobre el bajo presupuesto y el cine proletario yo me refería a una apuesta ética y estética no a que fueran o no proletarios los realizadores. Por ejemplo, Accatone de Pasolini es una cine político que habla sobre los proletarios en su máximo nivel no es neorrealismo, no dignifica la pobreza ni le da rasgos de humanidad. Es un cine realmente fuera de lo márgenes que toca personajes carentes de cualquier moral.

Nicolás dijo...

Que más real que la marginalidad sin cinismo por parte del autor, sin almohadas. Me parecio muy interesante, muy buena en el sentido de como rompe cn el cine chileno en la importancia que se le da muchas veces a entretener o otros fines hacia el público, creo que aquí es difícil verla, pero vale la pena, no es agradable porque la marginalidad no es agradable, es como ver en pantalla todo lo que uno sabe que existe pero se hace el weón.


A todo esto el director salió de la Arcis, que buena por la U que sigue sacando gente con más intenciones en el cine que la de vender.