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16 de octubre de 2007

El Primer Plano en el Cine: Rostro-Máscara-Desdoblamiento-Superficie


Abstract:
En el siguiente texto se analizan dos films: “Persona de Bergman (1966) y “La Pasión de Juana de Arco” de Dreyer (1928). En su contexto, estableceremos una cuaterna estética, rostro-máscara-desdoblamiento-superficie. Este montaje nos propone enfrentarnos al rostro en la profundidad de su contenido y en el pliegue de su superficie. Se desarrollan dos ejes: 1) El desdoblamiento de la imagen en su superficie pantalla; composición de la imagen mediante el uso del primer plano centrado en el rostro como soporte y textura de su superficie. 2) Imagen-afección por medio del rostro- máscara; él despliega en la representación de la máscara enfrentándonos a otra psique).
Más que sostener una hipótesis sobre la cuaterna estética que proponemos, el objetivo es poner en la superficie el tema que abordamos, y hacer visible lo que pasa desapercibido muchas veces en el ejercicio fílmico para el espectador en el encuadre del rostro-primer plano.


“El rostro se nos presenta en su negación a ser contenido. En este sentido no podría ser comprendido, es decir, englobado. Ni visto, ni tocado, porque en la sensación visual o táctil, la identidad del yo envuelve la alteridad del objeto que precisamente llega a ser contenido”1. El cine logra contener el rostro, plegarlo y desdoblarlo en una imagen. El rostro, a partir del momento que es capturado por la cámara, se contiene en la espesura del celuloide. En su negación a ser contenido radica toda su potencia fílmica.
El espectador permanece extranjero frente al rostro, pero se enfrenta a su globalidad. No puede tocarlo, pero sí se envuelve en su afección. “El rostro rompe con el mundo que puede sernos común, cuyas virtualidades se esconden en nuestra naturaleza y que se desarrollan también en nuestra existencia”2. El rostro rompe con la continuidad espacial de la normalidad, además de romper con la continuidad fílmica, enfrentándonos a su envolvente fuerza kinestésica.
El cine representa y plasma arquetipos de rostros distintos, los cuales nos provocan afección. La forma que tiene el cine de mostrarse, es en la superficie de una imagen por medio de su emulsión fotográfica, para luego ser proyectada en una pantalla. En el cine vemos un plegamiento del adentro en un afuera, imagen y textura que se desdoblan como la única manera de salir a la superficie. El rostro se transforma en uno de los máximos medios expresivos del cine porque captura de cierta forma el infinito de un rostro.
Gilles Deleuze, en su teoría filosófica, plantea de qué forma es siempre el adentro el plegamiento de un supuesto afuera, donde las relaciones del afuera se pliegan para lograr un doblez en la superficie. De cierta forma, su esquema es el que más se acerca a lo que es el cine en sí. Gilles Deleuze es fundamental para comprender la temática del rostro-máscara, y desdoblamiento-superficie.
El desdoblamiento es uno de las grandes temas en el cine, de cierta forma todo el cine es el pliegue de un adentro que se desdobla hacia un afuera, gracias al cual éste expresa relaciones de sentido en su superficie por medio del tiempo y el movimiento. El rostro se constituye así en el más deslumbrante efecto de este pliegue.
El primer plano es uno de los mecanismos más potentes y radicales en que el cine nos enfrenta a un rostro. Como lo decía Einsentein: “El primer plano no solo es una imagen entre otras, sino que va mas allá, ligándonos a una interpretación afectiva”3. El rostro y el primer plano destacan esta afectividad trasformándose en una unidad de movimiento y de expresión.
Es importante recalcar que para Deleuze el rostro y el primer plano son lo que él llama imagen-afección, es decir, que significan lo mismo. “No hay primer plano de rostros, el rostro es en sí mismo un primer plano, y ambos son efectos de la imagen-afección. Este conjunto de unidad reflejante inmóvil y de movimientos intensos expresivos constituyen tal efecto”4. Deleuze nos señala que el rostro posee una unidad reflejante que provoca la admiración y que de ésta surge el deseo y la afección.
La imagen-afección es la potencia y la fuerza, es el afecto independiente de todo espacio y tiempo determinado. Todo se detiene de cierta forma en el continuo movimiento del cine a través de sus veinticuatro cuadros por segundo. El rostro al parecer crea una discontinuidad fílmica, que fue esencial para el lenguaje cinematográfico en sus primeros tiempos y su evolución posterior, logrando llegar al borramiento del rostro en su superficie.
El primer plano-rostro no es algo parcial, se abstrae al espacio y muta, transformándose en un movimiento interno que se pliega en el afuera del adentro, se vuelve expresión por medio de su detención.
En el cine nos encontramos cara a cara con ese rostro que nos muestra la pantalla, que es individualizante y socializante, relacional o comunicante entre dos personas. También para un mismo sujeto puede ser el acuerdo interior entre su carácter y su rol. Todas estas características se pierden en el primer plano, se borran en algún momento.
Otro factor fundamental que destaca Deleuze, es el nacimiento del rostro psicoanalizado y las formas lingüísticas que han hecho consciente esta afección en su unidad reflejante de deseo. “El factor psicoanalítico -sostiene- cree descubrir en la imagen una estructura del inconsciente (castración) y la lingüística, un procedimiento constitutivo de la imagen”5. Deleuze no está muy de acuerdo con estas categorías, la sustancia del rostro es desvío hacia lo abierto, hacia lo vivo, es el afecto compuesto del deseo y del asombro que nos da la vida. Su límite es el efecto del miedo y del borramiento sumergiendo al rostro en la nada.
En el filme de Dreyer “La Pasión de Juana de Arco” (1928), vemos un claro ejemplo de lo afectivo por excelencia puesto en una superficie. Dreyer plasma un filme histórico en el cual subsisten roles sociales, caracteres individuales y colectivos, además de conexiones reales entre todos los personajes y sus rostros-máscaras.
Jeanne posee un rostro, a su vez el obispo, el inglés, los jueces, el reino, el pueblo, una máscara. Esos rostros se cruzan pero son radicalmente diferentes, El rostro de Jeanne se mezcla entre los otros a un mismo tiempo. Pero el presente de Jeanne es su pasión, y para los otros su presente es el enjuiciamiento, la mofa y el castigo.
El rostro de Jeanne se inunda de luz gracias a la presencia de fondos que juegan entre la gama de grises acercándose al blanco, por lo tanto se nos presenta como un ser de gran espiritualidad. Deleuze sostendrá: “Dreyer llama a los primeros planos como fluyentes, remarca la ausencia de la profundidad y perspectiva, aplastando con ello la tercera dimensión en un tiempo y espíritu, en la plenitud total de la imagen. La pasión de Jeanne aparece por el casamiento del rostro llevado a un limite” 6.
En el filme, Dreyer pone los recursos técnicos a disposición de su narrativa, para conseguir el encuadre afectivo. Esta experimentación tuvo un gran riego y a la vez se trasformo en un gran aporte para la historia del cine y de la imagen afección. Dreyer fragmenta los primeros planos. El encuadre recorta los rostros en primerísimos primeros planos de risas aulladoras y risas desencajadas, en rostros sin dentadura. En otras tomas, corta rostros horizontal, vertical u oblicuamente. “Este filme se convirtió en un documento sobre el desvío y los giros del rostro en imagen- acción”7. Dreyer lleva su apuesta fílmica a una gran búsqueda y experimentación del lenguaje. No ocupa el modelo retórico del plano-contraplano, lo evita en todo momento, no respeta los raccord, salta los ejes. Pone a los rostros en una relación cercana a lo real, en un encuadre fuertemente afectivo.
Deleuze muy claramente explica lo que ha logrado Dreyer con su tratamiento de la imagen: “...ha abierto el espacio como dimensiones del espíritu, el espacio ya no está determinado, ha pasado a ser el espacio cualquiera idéntico a la potencia del espíritu, a la decisión espiritual una y otra vez renovada. Está decisión es lo que constituye el afecto o la auto-afección8.
Otra estructura de la imagen-afección es el borramiento y el miedo, cuestiones que se encuentran muy claramente en “Persona” (1966), de Bergman. Este es uno de los realizadores que más ha insistido en el nexo entre el cine y el rostro. En “Persona”, nos habla directamente del celuloide, de su emulsión, de lo que es el filme en su esencia. El rostro y el primer plano se enlazan en una superficie total, en un profundo borramiento de la película, del rostro, en la superficie del primer plano. “Nuestro trabajo empieza con el rostro humano, es la originalidad primera y la cualidad distintiva del cine, semejanza por defecto, o ausencia a una semejanza de otro” 9.
En “Persona” encontramos fuertemente lo que Deleuze denomina imagen afección. Bergman, por medio de los rostros, desnuda a sus personajes en una desnudez más grande que la mera contemplación de los cuerpos de estas dos mujeres. Él las hace desaparecer y desnudarse en la más grande inhumanidad. A través del primer plano “hace del rostro un fantasma y lo entrega a los fantasmas”10.
En “Persona” el desdoblamiento es tratado en la superficie del rostro-primer plano. “Persona” es un filme de espacios clínicos, que remite a un universo mental enfermo de relaciones internas discordantes entre dos mujeres que intercambian sus identidades. Varias escenas insinúan un contacto físico y psicológico arrebatador. Una de estas mujeres es una enigmática e indeterminada actriz famosa, llamada Elizabeth Vogler. La otra es Alma, una mujer de cierto modo ingenua e inocente, que esconde tras su máscara una angustiosa culpa. Alma es enfermera; Elizabeth, la paciente.
Es inútil preguntarse si se trata de dos personas que se parecían desde antes o si comienzan a hacerlo producto de su obligatoria relación, o quizás por el contrario, de una sola persona desdoblándose. “El primer plano no ha hecho más que llevar el rostro hasta estas regiones donde el principio de individualización deja de reinar... El primer plano no desdobla a un individuo, como tampoco reúne a dos: el primer plano suspende la individuación. Entonces el rostro único y desfigurado une una parte de uno con una parte de otro. En este punto, ya no refleja ni siente nada, sólo experimenta un miedo sordo. Absorbe a dos seres en el vacío y el vacío mismo es el fotograma que arde en el primer plano. El primer plano-rostro, es a la vez, la cara y su borramiento. Bergman llevó hasta el extremo el nihilismo del rostro, es decir, su relación en el miedo con el vacío o con la ausencia, el miedo del rostro frente a su nada”11.
“Persona” abarca todas las formas del desdoblamiento “Es correcto hablan de Persona en el término de dos personajes que son llamados Elizabeth y Alma, que libran un desesperado duelo de identidades, pero es igualmente apropiado decir que Persona narra el duelo entre dos partes míticas de un solo yo. La persona corrompida que es la artista y Alma que sucumbe al entrar en contacto con la corrupción” 12.
Otro tema que se destaca es el del ocultamiento de la superficie en el adentro que se desdobla en un afuera, en una cara descubierta. Como ya lo mencionáramos, Deleuze afirma: “La palabra latina Persona, designa la máscara que usan los actores. Ser Persona implica entonces tener una máscara, en el transcurso de la película ambas máscaras se resquebrajan en la naturaleza de la representación”13. Es decir, el borramiento del rostro en su superficie, en el miedo.
Una de las imágenes más importantes del filme, es la secuencia que se repite al principio y al final, del niño que estira la mano tocando la pantalla acariciando su superficie y su textura. Lo que acaricia el niño, “es una pantalla cinematográfica, pero también es un retrato y un espejo, la película muere delante de nuestros ojos “14. Bergman en “Persona” plasma las profundidades en las que la conciencia se encuentra al borde de un abismo perdiéndose a sí misma.
El monólogo es una herramienta muy fuerte en Bergman, lo cual unido al primer plano-rostro potencia su crueldad, alcanzando un punto terrorífico en el intercambio entre Alma y Elizabeth. El monólogo que representan ambas en primer plano, sobre el hijo de Elizabeth, es perturbador y cruel, ya que ambas lo repiten. Tras este monologo se oculta una crueldad absoluta, ambas mujeres se entrelazan en una relación destructiva y parasitaria.
Como lo señala Susan Sontag: “Si para conservar la personalidad es necesario salvaguardar la integridad de la máscara, para conocer la verdad de la persona simple hay que desenmascararla, resquebrajar la máscara. Donde la verdad de la vida globalmente reside es en la destrucción de toda la fachada”15. “Persona” es el filme que llega más lejos sobre el tema del rostro-máscara; Bergman logra un gran acierto en un tema complejo y difícil. Al concluir el filme, la máscara-persona es más compleja que la tensa relación del habla y el silencio entre ambas mujeres.
Referencias:
• Deleuze, Gilles, La imagen movimiento, Ed, Paidós, Barcelona, España,2001.
• Levinas, Emmanuel, Totalidad e infinito, Ed Sígueme, Salamanca,1987.
• Sontag, Susan , Estilos Radicales, Ed, Muchnik, España, Barcelona 1969